Brandly V3

Ok, queremos dar a conocer nuestra empresa en Internet. Ya tenemos nuestro sitio, pero queremos aprovechar las posibilidades que nos brindan las herramientas 2.0. ¿Qué sigue?

Antes de escribir el primer tweet o subir una publicación a Facebook, es fundamental definir un plan de comunicación. Para eso, debemos detallar distintos aspectos que formarán parte de nuestra estrategia de Social Media.

Mercado: Antes que nada, debemos hacer un análisis del mercado, nuestra posición en él, nuestra competencia y sus tácticas.

Objetivo: ¿Qué queremos lograr? ¿Tener mayor presencia ante nuestros clientes?, ¿conseguir más visitas en nuestro sitio web?, ¿darnos a conocer?, ¿mejorar nuestra reputación? Recuerda, el que mucho abarca poco aprieta, es preferible ir concretando objetivos de a uno que plantear varios y no cumplir ninguno.

Público objetivo: ¿A quién irá dirigido nuestro mensaje? Definir correctamente nuestro target es fundamental para lograr implementar correctamente nuestra estrategia de Social Media. Ahora bien, Internet nos brinda la posibilidad de trabajar simultáneamente con distintos públicos objetivo. De esta forma, podemos tener dos fan pages en Facebook, una dirigida a adolescentes y otra a adultos. Cuanto más segmentemos nuestro público, más efectivos seremos. Divide y triunfarás.

Medios: ¿Dónde está nuestro público objetivo?, ¿utilizan Facebook o Linkedin o ambos o ninguno?, ¿están en Twitter?, ¿en qué horario? Debemos saber qué actividad tienen nuestros consumidores en Internet y qué herramientas usan: ahí estaremos.

Tono de la comunicación: Es muy importante seguir un manual de estilo que deberá estar adaptado a cada plataforma de comunicación online elegida y a cada público objetivo. Deberás elegir la mejor manera de llegar a cada nicho.

Resultados: ¿Cómo sabemos que nuestra estrategia funcionó? Fácil, midiendo los resultados. La estrategia de Social Media finaliza con un análisis de los efectos que causamos. En resumidas cuentas, lo que queremos saber es si conseguimos los objetivos planteados. Para ello, existen infinidad de herramientas online (Google ofrece un gran abanico de excelentes aplicaciones gratuitas como Analytics).

Organizar nuestro trabajo en los Social Media a partir de una buena estrategia no solamente es necesario, además nos facilitará mucho más la tarea.

Imaginemos un focus group compuesto por 8 mujeres de entre 20 y 40 años. La moderadora, luego de confirmar que todas las participantes concurren (o concurrieron alguna vez) a un gimnasio, les pregunta lo que les gusta de ellos, pero más importante aún, lo que odian de ellos.

Comienzan a aparecer frases del estilo de “a veces tengo poco tiempo para ir”, “no me gusta que me miren los hombres mientras hago ejercicios” (no la culpo, algunas poses son muy incómodas de hacer delante de un mirón), “me aburro”, “no me gusta usar los aparatos todos transpirados”, “los vestuarios son fatales”.

Todas esas frases las habrás escuchado alguna vez, pero ¿cuántos gimnasios las han tenido en cuenta para mejorar su servicio o, mejor aún, para crear algo novedoso?

Bueno, ahora podemos pensar que tal vez los creadores de Curves no son genios, sólo tuvieron la suficiente inteligencia como para escuchar a sus clientes.

Curves es una cadena de gimnasios sólo para mujeres, que propone una rutina de ejercicios de 30 minutos. Los aparatos están dispuestos formando un círculo (lo que predispone a la conversación entre las clientas) y en el centro hay una entrenadora atenta a la correcta realización de los movimientos. El ambiente es agradable y el trato del personal afectuoso y cordial. Bajo el lema “Curves es divertido”, se incentiva a las afiliadas a dar los datos de 2 o más amigas para probar el sistema gratis por una semana. Wow, un caso de éxito sólo por escuchar y entender una necesidad no satisfecha por el mercado actual.

Y acá lo que más me gusta: Puede ser que esta cadena haya surgido de una investigación de mercado convencional, con encuestas, focus groups, etc., pero todos los insights que le dieron forma también son fácilmente localizables en la web:

Twitter:

@CamiLobeira: Odio que haya tanta gente en el gimnasio

@ClaryCGC‎ Necesito una amiga de repuesto para ir al gimnasio!! No me gusta irsolita :(

@asthTG‎ odio ir al gym con este calorD:@elaine_ge: Odio estar en el gimnasio y que todoo mundo se quede viendo lo que haces.. -.-

Facebook:

Isabel M. Ruiz: yo lo odio..lo odio muchíííísimo..jeje

Namkrad Oscuro: yo estuve hace años yendo una temporada a un gimnasio pero en seguida lo dejé porque no le veia la gracia. Ahora he vuelto ha hacer ejercicio pero por mi cuenta

Elena Del Valle Pueyo: Además en el Gym solo ves a tías que van a exhibirse (igual que tios) y tios que quieren ligar

Comentario en foro bajo el título “¿Qué no te gusta del gimnasio?”:

Le: Los asientos todos chivados.

Comentarios en blogs:

Había días que me daba pereza ir porque tenía que agarrar el auto, y los entrenadores se olvidaban bastante de la gente, se ponían a hablar con sus amigotes del gimnasio y si hacías mal el ejercicio ni se fijaban. De hecho, los findes ni siquiera se pasaban por las máquinas, siempre estaban en la recepción del gimnasio o en la calle charlando. Si te daba un esguince o algo así allí no había nadie.

Y los hombres, algunos eran gays, pero eran todos unos exagerados, ponían cara de estreñidos al levantar las pesas xDDDD A mí no me importa que haya hombres, pero me parecen unos exagerados haciendo ejercicios y, claro, también hablan de cosas distintas que las chicas.

Ni hablar de sentir “miradas lascivas” de hombres!! en cualquier otro caso entiendo que todo sea mixto, pero para hacer deporte, mejor por separado… somos diferentes!!

¿Querés que tu negocio funcione? ¡A monitorear las redes sociales!

Para comenzar a hablar de los inicios de Internet un nombre se hace ineludible: Paul Baran. Trabajando para la Rand Corporation, un think tank[1] creado por el gobierno de Estados Unidos en 1946, tuvo a su cargo el diseño de un sistema de comunicaciones capaz de resistir un presunto ataque nuclear soviético.

Baran comenzó su tarea analizando los distintos sistemas de comunicación utilizados en su momento y los dividió en tres modelos: centralizado, descentralizado y distribuido. A partir de esta división, comprendió que un sistema distribuido era el más adecuado para preservar la red si algunos nodos eran destruidos. Así, aún cuando muchos de los nodos fueran afectados, caminos alternativos mantendrían la conexión entre el resto de los equipos sobrevivientes. Por otro lado, desarrolló una revolucionaria tecnología de transmisión de telecomunicaciones que suponía la separación de los mensajes en pequeños paquetes de información que serían intercambiados a través de la red (packet-switching).

Sin embargo, como explica Alejandro Piscitelli en su libro Internet, la imprenta del siglo XXI, “lo que esta narrativa olvida u oculta es que finalmente los militares no hicieron a Paul Baran el menor caso. Sin embargo, quienes finalmente la diseñaron llegaron a un idéntico fin a través de numerosos caminos alternativos” (Piscitelli, 2005).

Las propuestas de Baran solo serían valoradas casi una década después, cuando la Defense Advanced Research Project Agency (DARPA) las desarrolló por su cuenta, llegando 10 años más tarde al mismo lugar. El packet-switching de Baran permitía la comunicación de computadoras hasta ese momento mudas, Internet había nacido.

Posteriormente, Internet quedó liberada de su entrono militar. La Fundación Nacional para la Ciencia, organismo designado por el Pentágono para gestionarla, decidió privatizar Internet en el marco de un proceso de desregularización de las telecomunicaciones.

A principios de los noventa, distintos proveedores de servicios de Internet construyeron sus propias redes con fines comerciales. El impulso del sector privado provocó que el crecimiento de Internet se disparara a una velocidad increíble, proceso que continúa al día de hoy aunque potenciado por otros factores.

Un nuevo actor: Los prosumidores. Del 1.0 al 2.0

La creación y desarrollo de Internet (…) muestra la capacidad de las personas para trascender las reglas institucionales, superar las barreras burocráticas y subvertir los valores establecidos en el proceso de creación de un nuevo mundo. A su vez, sirve para respaldar la idea de que la cooperación y la libertad de información pueden favorecer la innovación en mayor medida que la competencia y los derechos de propiedad.

(Manuel Castells, 2001)

El término “Web 2.0” fue mencionado por primera vez por Tim O’Reilly en la “Conferencia sobre Web 2.0” de 2004. El mismo, surgió en una sesión de brainstorming junto con Medialive International, una empresa dedicada a la producción de exhibiciones y conferencias tecnológicas.

A lo que se hacía referencia en primer lugar con el término 2.0 era a la web como plataforma, es decir, la web como base de una gran variedad de aplicaciones que no necesitarían ser descargadas para ser utilizadas. Por su parte, el usuario solo requiere de conexión a Internet y algún dispositivo de acceso (Laptop, PC, teléfono celular, IPod) para interactuar con estas nuevas herramientas.

Sin embargo, un segundo concepto tomó aún más importancia a la hora de hablar de la era 2.0: democracia. Con los blogs, las wikis, los podcast, las redes sociales y el microblogging cualquier internauta puede generar contenidos en la web y, en muchos casos, superar el trabajo de los profesionales. Los consumidores de Internet 1.0, una Internet “ventana”, en donde los usuarios navegaban los sitios con algún grado de interacción, ahora son capaces de producir contenidos y compartirlos cada vez más fácilmente. Consumidores y productores se confunden en roles y funciones, han nacido los prosumidores.

[1] Un think tank es una organización que ofrece consejos e ideas sobre asuntos de política, comercio e intereses militares. El nombre proviene del inglés, por la abundancia de estas instituciones en Estados Unidos, y significa “depósito de ideas”.

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